La Unión Chica

Quizás el bar más emblemático del centro de Santiago. Reducto favorito de cientos de poetas, escritores y oficinistas, se ha mantenido con vida por más de 80 años bajo la administración de la familia Álvarez, que ya proyecta cuatro generaciones en una de las barras más republicanas que existen en nuestro país.
Los bares son patrimonio
Ubicación: Nueva York 11, Santiago.

Horario: Lunes a Viernes, 11:30 – 22:00

El Bar Unión fue fundado alrededor de los años 40 como una alternativa espontánea al Club de la Unión o Unión Grande (ubicado en un edificio declarado patrimonio en 1981 aquí la vuelta en la Alameda) y que poco a poco fue ganando adeptos y comensales que lo terminan por bautizar de esa manera en los años 70, transformándose además en uno de los centros obligados de la escena poética chilena, sobre todo en años de dictadura, chilena hasta entrada la década de los 90.

Su origen se remonta al año 1932, cuando Don Wenceslao Álvarez funda en la galería Alessandri el “Bar Santiago”. Al cabo de unos años este local se traslada a calle Nueva York 9, donde toma su nombre actual, para en 1945 ubicarse en su ubicación definitiva, calle Nueva York 11.

Son tantas las historias que nacen, viven y mueren en este bar que da para más de un libro. ¡Y los hay! Está la crónica y antología poética de Ramón Díaz Eterovic con Vagabundos de la nada donde cuenta los pormenores de eternas reuniones entre poetas y escritores donde destacan las lideradas por Enrique Linh, por una parte, y el grupo de Jorge Tellier por otra. Cuenta por ese entonces el joven Eterovic, que los dos bandos —sin ser rivales— eran claros y la diferencia notoria: Cuando levantaban las copas para brindar Linh miraba a través del cristal y hablaba de una tribu griega llamada Los Dorios y la historia del vidrio, mientras que Tellier preguntaba cómo estaban las familias de cada uno de sus compañeros mientras empinaba el codo.
También hay otra antología poética Nueva York 11 antologada por Carlos Olivares donde además de figuras como el mismísimo Tellier o Rolando Cárdenas destacan los poemas de Eduardo Chico Molina, un poeta muy conocido por esos años que se transformó en mito, ya que nunca escribió un solo verso, a pesar de los que circulan de tanto en tanto como verdaderos tesoros.

Su poesía, decía, la escribía en el aire mientras se sentaba en la barra de este bar, el Bar de la Unión. Muchos de esos versos que aparecen con su firma fueron escritos por el mismo Tellier y Ruiz “a punta de beber rayo de luna: whiskey con jugo de manzana”, que vendían en ese tiempo.

Aunque el fervor de la tertulia ha ido disminuyendo, junto con sus protagonistas, aquí el tiempo sigue siendo el mismo. Hoy en día, este bar y restaurante sigue atendiendo de lunes a viernes con sus jarrita de clery o borgoña, algún plato típico de comida chilena, una pichanga o un sánguche de arrollado o pernil. O si prefiere estar de pie con una cola de mono en la mano, puede compartir un trago junto a Wenceslao o don Wenche, su dueño, que lleva más de 60 años detrás de la barra secundado por su hijo que está en la caja.
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